miércoles, 17 de agosto de 2016

Inconsciente Colectivo





Una de las funciones del arte que mas me gusta es ese poder que tiene de cambiar prejuicios, de darle fuerza a movimientos sociales, de influenciar positivamente a la sociedad, esa curiosidad,  la de entender cómo estos cambios  ocurrían apareció en mi adolescencia. El proceso de mutación a adulto disfuncional,  estuvo marcado por ese interés en el cambio social y estuvo  acompañado por sonidos que Peter Townshed describió como:

 ¨Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio, si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer, si se pone de pie para señalar algo que esta mal pero no pide sangre para redimirlo, entonces es rock and roll¨

La cita estaba en un disco que se lanzó en el último año de la dictadura en Argentina, las letras eran sutiles pero poderosas, y muchas de estas canciones fueron fundamentales para que Videla fuera derrocado, creando los cimienots de un consciencia colectiva que aún perdura. Sonidos que cambiaron prejuicios y derrotaron la represión. 

Videla, al igual que Franco y Pinochet legitimizaban sus acciones, con un supuesto apoyo popular,  se definían como los adalides de la moral, las buenas costumbres y paladines de valores cristianos. De allí que instituciones religiosas los protegieran, protección que se pagaba con la poderosa maquinaria del estado. Este apoyo no solo provenía de cardenales y altos jerarcas sino también de sus feligreses lobotomizados, quienes vehemente los defendían ante cualquier asomo de racionalidad. Esta  alianza entre estado y cristianismo es poderosa y temible.




La semana pasada, en Colombia  hubo marchas en varias  ciudades promovidas principalemtne  por diferentes iglesias (todas de ellas cristianas valga la aclaración. Si un musulmán o ateo se asoma por allá lo menos que le sucede es que lo linchan. No exagero) donde marchaban, básicamente en favor de la homofobia.

En el país del sagrado corazón por supuesto no le van a llamar así,  este racismo evolucionado, soterrado y traicionero  que apela a conceptos ¨positivos¨ como los valores de la ¨ familia tradicional¨, y los valores ¨cristianos¨ de los que pregonan a 4 vientos que son sumamente tolerantes con los homosexuales, pero les parece una vulgaridad que vayan tomados de la mano y no dudan en taparle  los ojos a los hijos si  ven dos hombres dándose un beso en la calle. Estas perversiones deben ser combatidas para proteger la infancia de ideologías peligrosas rebuznaron ellos todos orgullosos.

Al principio estaba bastane cabreado al ver tanto odio, prejuicio y fundamentalismo religioso junto, me costó entender las cosas desde su justa perspectiva.

 La foto de arriba muestra lo que históricamente estas marchas representan y como los argumentos para subyugar minorías,  son los mismos siempre. Los de la foto  aún hoy dicen que no era racismo, solamene estaban luchando por los derechos de la gente blanca de no tener la obligación de educarse con afrodescendientes, somos blancos no comunistas, tolerantes, pero ellos, los negros  deben estar allá y nosotros acá, lo dicen los cristianos de América por si las dudas.

Decía que estaba cabreado, porque luego me dí cuenta que esa reacción no solo pasará a la historia como una de las expresiones de odio mas grandes de mi país, (uno de los premios mas competidos en la zoociedad colombiana), pero mirando las cosas en perspectiva, esas manifestaciones, no son otra cosa que patadas de ahogado, es el reducto de prejuiciosos, que se niegan a aceptar que el amor triunfa, y no tienen otra opción que reaccionar de esta forma. 40 años atrás, estas demostraciones no ocurrían porque estos cambios, estos movimientos sociales sencillamente no tenían fuerza, no tenían apoyo, la godarria no tenía ni que preocuparse por que alguien reclamara un derecho civil de esta naturaleza. Hoy están preocupados y creen que activanto esta egemonía entre estado y cristianismo pueden seguir discriminando. Están equivocados.

La pataleta del odio parece ser algo típico en estos casos,  cuando Colombia otorgó el voto a la mujer (40 años después de Canadá) se vivieron exactamente las mismas manifestaciones, promovidas oh sorpresa,  por las autoridades eclesiásticas de la época. Este excelente análisis  lo explica con lujo de detalles. No es un proceso fácil, pero la marcha es también una muestra de que cambios hacia una sociedad mas justa, con libre ejercicio de derechos civiles, es posible y que quienes mantienen ese status quo se sienten amenzados y con eso me quedo, verlo desde esa perspectiva me quitó el cabreo.

La última canción del albúm que mencionaba arriba se llama inconsciente colectivo, y finaliza diciendo algo así como ¨Es necesario cantar de nuevo, una vez mas¨. Cantando bajaron a Videla, y estoy seguro que cantando una vez mas será posible una mayor igualdad.

El  esténcil de inicio es bien conocido se llama Kissing Coopers de Banksy, estaba en Brighton y aunque, como era de esperarse al principio sufrió el odio de quienes no pueden ver un beso, fué restaurada y ahora es una obra icónica.  Con lo del asunto de su venta a no me voy a meter hoy, eso es tema para otro post. Nada mejor que un beso para despertar el inconsciente y reivindicar derechos.


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